Volviendo
a la sed de venganza, la madrastra decidió utilizar el dinero que el príncipe
le había regalado para hacerse una cirugía plástica y transformarse. Así fue al
castillo y se hizo pasar por una sirvienta.
Cenicienta
necesitaba a alguien que utilice sus productos de Querubín. A la madrastra
todavía no se le ocurría ninguna venganza, hasta que de repente se le apareció
Mr. Músculo y le dijo ¿No se te ocurre nada? ¿Necesitás ayuda? ¡Pues usa Mr.
Músculo para hacer la salsa de los fideos y así envenenarlos! Cuando la
madrastra le sirvió la comida al príncipe, él le hizo probar la comida ya que
tenía un olor raro. En ese instante, ella recordó que Mr. Músculo le había
dicho que a ella no le haría nada la comida envenenada, entonces sin miedo la
probó. Tal como dijo Mr. Músculo no la mató, pero el líquido hizo que se
volviera a transformar en una madrastra vieja y fea.
Luego
de este episodio, la madrastra huyó y nunca más se supo nada de ella.
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