había una que otra vez...

Los cuentos que nos contaron contados como se nos canta.

jueves, 17 de octubre de 2013

Alegrón




El pasado 27 de Septiembre se entregaron los premios del concurso literario del Diario La Idea de Remedios de Escalada. Tuve el orgullo de acompañar a mi alumna Bárbara Parisi de 4to. A del Instituto Gruta Nuestra Señora de Lourdes a recibir la 1era. mención en la categoría Cuento adolescentes. El texto fue publicado en una antología editada por el medio organizador. Mis felicitaciones a la ganadora. Para los que quieran leerlo, el relato está publicado en el blog.

martes, 20 de agosto de 2013

Épica futbolística

Hablábamos de épica, de héroes, de batallas imposibles de ser ganadas y Fabián Nicolella escribió esta historia que, en lo personal, me encantó.

Esa mañana no era como cualquier otra. La noche anterior apenas había podido dormir de los nervios. Cuando por fin pegó un ojo, se despertó al amanecer con la sensación de haber dormido tan solo unos segundos.
Su compañero de habitación en la concentración tampoco había dormido bien; estuvo hasta altas horas de la madrugada mascando chicle y mirando el techo.
Luego de comer un abundante desayuno, empezó el entrenamiento. Mientras todos trotaban, él no podía concentrarse: lo único que pensaba era en cómo se le había ocurrido a la organización que jugaran al mediodía bajo el sol abrasante. Debía ser por la televisación, sí, seguro era eso.
Cuando los jugadores estaban en el túnel formados para salir, ya había un clima de guerra. Los primeros en salir, encabezados por él, ingresaron al terreno de juego con el aliento de la gente.
Cuando el referí pitó el inicio, el gigante de cemento enloqueció. El partido era una batalla, los dos equipos se disputaban la pelota ferozmente. Tal era así, que el primer tiempo terminó con ambos equipos empatados en cero. En los vestuarios, el equipo se daba ánimo:
-Vamos, ché, no es imposible, nosotros podemos – dijo el capitán.
“Nosotros podemos”, pero bien sabía el equipo que sin él no iban a lograr mucho.
El segundo tiempo comenzó y empezaba igual que el primero. Hasta que, transcurridos seis minutos, luego de un mal rechazo y en una clara jugada polémica, él anotaba el 1-0 metiendo mano en el asunto. Ya no importaba, se ganaba, pero la embestida rival era muy fuerte. Hasta el momento en que, luego de sólo cuatro minutos del gol, él recibe en la mitad de cancha y desenvainando su espada, uno a uno va dejando por el camino a sus rivales, dibujando en el terreno de juego exquisitas figuras. Humillada y superada la mitad de sus adversarios, ejecuta al guardameta con su sutil movimiento, y todos los presentes quedan asombrados y callan, pero callan porque no saben cómo reaccionar ante tan maravillosa jugada. En seguida, todos estallan en un grito, todos menos algunos que tan solo tienen en su cara un gesto de tristeza: son los humillados.
Como siguió el partido ya no importa. Sí, ellos metieron un gol, pero no sirvió más que para la estadística. Lo único que importa es que, con la mano de Dios y el gol del siglo, una semana después, la Argentina ganaría el mundial. Y Maradona también.

Noticias sobre leyendas

Cuando trabajamos con las leyendas urbanas, un grupo de alumnas recreó un diario de época en el que aparecía el relato de una de las famosas historias que se convirtió en mito. Nostálgicos, disfruten la edición.






Objetos con historia

Estuvimos leyendo Los días del venado, de Liliana Bodoc y se nos ocurrió abrir nuetsro propio baúl de los recuerdos para contar sus historias tal como lo hacía Vieja Kush. Este es uno de los relatos...
El baúl de los recuerdos.
Estaba en la cocina, preparando la cena y de pronto oigo: “¡Mamá, mamá!”, muy asustada corro inmediatamente hacia mi hija “¿Dónde estás Clara?”, “Acá mami, en el ático”, puedo asegurar que nunca corrí tanto como en ese instante, ¿Qué le pasaba?, ¿Por qué llamaba con tanta desesperación? Subo las escaleras y la encuentro arrodillada frente a mi viejo baúl, “¡Clara me asustaste!, pensé que algo te había pasado” y ella sonriente me dice: “Tranquila mami, ¿Que me va a pasar?”, claro ella no sabe la desesperación que sufre una madre al oír gritar a su hija, pero bueno, sigo con mi historia. Estaba arrodillada frente a mi viejo baúl, aquel en el cual guarde todos mis más preciados recuerdos, es mi tesoro, toda mi niñez y mi adolescencia están allí, son los únicos recuerdos que me quedan. “¡Mami! Vuelve a gritar”, ¿Qué es lo que pasa Clara, por qué gritas, estoy al lado tuyo?, “Tenes razón ma, perdóname pero estoy muy emocionada por lo que acabo de encontrar”, en ese mismo instante mi cara se transformo, ¿Habrá encontrado algo malo o algo bueno? Y respondí “¿Qué encontraste?, Clara sonriendo, con una sonrisa que nunca antes había visto me mira: “¡Encontré en una cajita cartas de amor!”. Por un momento me quedé helada, ¿Debería contarle la historia de mi primer amor?, “¡Ma, dale contame, ¿Quién era Esteban?!”, millones de recuerdos pasaron por mi mentes y decidí contarle acerca de él.
Esteban fue mi primer amor, lo conocí en el colegio a los 9 años y nunca nos dejamos de hablar, compartíamos juegos, salidas, escapadas, risas.  Nuestras familias se llevaban muy bien, siempre se reunían y nosotros siempre nos veíamos.  El 22 de Junio,  fecha que nunca voy a olvidar, Esteban vino corriendo hacia mi casa, golpeó la puerta le pregunto a tu abuela por mí, yo estaba durmiendo, pero como era tanta la confianza que había entre ello le dijo que valla y me despierte y así fue, yo no entendía bien lo que ocurría, pero en medio de enormes sonrisas me dijo: “Ana, ¿Querés ser mi novia?”, ni lo dude y así fue empezó nuestra relación.  Clara me miraba sorprendida, sus ojos brillaban, pero algo en su carita me decía que no todo estaba bien, ¿Qué te pasa mi amor?, “Nada ma, es que leí una de esas cartas y decía que te iba a extrañar mucho y fue la última que te escribió”, más y más recuerdos volvían a mí, algunos tristes y otros alegres. “Hay un pedazo de la historia que aun no te conté, pero creo que es demasiado por hoy”, “¡No mami, por favor contame que paso, porque Esteban se fue y no te escribió más!”, mis ojos se llenaron de lagrimas, ¿Cómo le iba a decir que Esteban sufría de una fuerte enfermedad y que producto de esta falleció?, ¡Es demasiado pequeña aun! no podía contarle la verdad. “¡Clara es demasiado por hoy!”, “Por favor ma, te prometo que nunca más te pregunto del tema, pero dime”. No le podía decir la verdad así que tuve que inventarle algo, solo para verla feliz.
A los 16 años, Esteban se mudó con su familia, muchísimos  kilómetros lejos de nuestro antiguo hogar, los dos estábamos muy tristes, 7 años juntos y de un día para el otro el destino nos separa. Durante los años que siguieron nos escribimos pero esa carta que leíste fue la última que recibí, nunca supe porque no volvió a escribirme, es hasta el día de hoy que no se qué será de mi primer gran amor, he intentado buscarlo pero nada supe de él ni de su familia, ahora sabes el porqué de esa última carta, Clara, con los ojos brillosos me dijo “Que triste historia mami” y me abrazó como nunca antes. Tomé las cartas y las guarde en el mismo lugar donde estaban, mis lagrimas caían sobre ellas, ¿Cómo esa horrible enfermedad se llevo a mi verdadero amor? ¿Por qué?
La bronca que sufrí de chica regresó, la culpa de no poder despedirme también; todos recuerdos que juré nunca más tocar. Sequé mis lágrimas y seguí adelante, porque sé que a él le gustaría verme siempre feliz.

Araneo María Lujan.

jueves, 20 de junio de 2013

Más risa que miedo

Los alumnos de 4to. B, Sol, Bianca, Luján Camila y Elías eligieron el lenguaje cinematográfico para realizar una parodia de la historia de Rufina Cambaceres. Dice la leyenda que la joven fue enterrada viva en el cementerio de la Recoleta. Los chicos nos presentan el trailer de la película que podría haberse filmado sobre la historia.

http://www.youtube.com/watch?v=4h7kZBcTcBM

miércoles, 19 de junio de 2013

De leyenda

Los chicos de 4to. del Instituto Gruta Nuestra Señora de Lourdes buscaron la manera de contarnos diferentes leyendas (indígenas, rurales y urbanas). Estos son los trabajos de quienes eligieron el arte plástico para hacerlo. Maquetas, estatuillas y libros interactivos.



martes, 11 de junio de 2013

¡¡¡Típico!!!

Este texto surgió luego de la lectura de algunas Aguafuertes porteñas de Arlt y reflexionando acerca de los personajes tipificados. Gonzalo Ruggieri y Tomás Frandolich de 6to. año del instituto Juan Ramón Jiménez describen a este personaje típico de la escuela secundaria.

Siempre está el pibe que contesta todo y con su sabiduría molesta a los demás pero nosotros se lo devolvemos gastándolo, jodiéndolo por su exceso de inteligencia. Siempre en la primera fila más o menos comiéndose el pizarrón, contestando todo lo que se pregunta sin ningún error. Nunca falla el bicho raro.
Este tipo de pibe viene todo el ciclo escolar, parece que duerme acá porque siempre es el primero. Excepto en diciembre, nunca lo vemos. Y eso que vienen todos. No sé por qué no le corre la falta.
Nosotros le decimos "nerd". Antes se le decía "friki". Pero cuando lo queremos matar posta, le empezamos a gritar "comelibros", "chupa medias de la profe", "cuatro ojos", "maricano", etc. Se queda callado y no emite ningún sonido.

lunes, 10 de junio de 2013

Nuevos autores para géneros legendarios.

Recorrimos muchas leyendas: indígenas, rurales, urbanas. Cuando nos empapamos de relatos fabulosos, nos lanzamos a la escritura. Fabián Nicolella de 4to. A del Instituto Gruta Nuestra Señora de Lourdes creó esta interesante historia sobre el origen del limonero.

La leyenda del limonero

Había una vez un jeque llamado Al Imón que hacía largas travesías por el desierto. Era una persona muy bondadosa, todas sus riquezas las destinaba a hacer crecer su ciudad. Quería mucho a su familia y a su camello Rajat.
Cierto día, Al Imón emprendió una travesía que requería muchísimo tiempo. El jeque fue saludado por toda la ciudad y partió. Sin embargo, cuando llegó a Medina (su destino) fue apresado por su parecido con un conocido ladrón. Al Imón trató por todos sus medios de explicar lo sucedido, pero no le creyeron.
Al Imón estuvo cinco años preso. A las 285 semanas de su encierro, logró escapar. Recuperó a Rajat y partió rumbo a su ciudad. Cuando llegó, encontró una ciudad devastada ya que había sido invadida. Como ofrenda el triste Al Imón plantó una cruz en el centro de la ciudad. Cuando fue a su palacio, observó que su bóveda estaba intacta. Al Imón enterró su fortuna en un parque y se dice que ahí creció un limonero que alimentado por la riqueza y el oro del jeque dio fruto al primer limón de la historia.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Teseo, Ariadna, el Minotauro y los chicos de 4to.

Este es el primer post del 2013. A pesar de que los primero autores publicados en este blog ya terminaron la escuela y se encuentran transitando nuevos caminos alrededor de la universidad, el trabajo, etc. decidí continuar publicando nuevos trabajos de nuevos alumnos.
En este caso, luego de leer diferentes versiones del mito de Teseo que seguro todos conocen, nos adentramos en un mundo de pasillos extraños, oscuros; en un laberinto que nos invitó a nuevas escrituras.
El primer cuento es de Bárbara Parisi de 4to. A del Instituo Gruta Nta. Sra. de Lourdes de Lanús. ¡Ojalá lo disfruten tanto como yo!

Miradas, sonrisas y tragedia.
Nervios. Sentí angustia, impotencia; aunque lo describiría mejor como confusión. Me mezclé en una nube de pensamientos, ya no podía recordar el último día que había sido feliz. Lo sabía, lo veía de cerca. Después de esto ya nada iba a ser como antes…

Los primeros días fueron los peores, pero como todo, después se hace costumbre. Recuerdo la segunda noche:

No puedo más, ¿qué hice?, en mi mente la situación está en su punto límite, donde las posibilidades son quedarme estancada en la depresión y esperar mi hora, o bien, seguir adelante e intentar buscar una salida, como siempre hice. Pero esta vez es distinto, se ve distinto y se siente distinto. Esta vez mi fuerza de voluntad murió junto con mis ganas de vivir. Nunca me pasó nada parecido, es como si fuera algo de una sola vez en la vida, donde no tenés experiencias anteriores para poder atravesar los obstáculos que se aproximan, y donde te hallás absolutamente sola, sin nada que te acompañe. Ahora yo soy mi mejor amiga, y tengo que salir adelante conmigo.

Se me pasa algo por la mente: un instante, una imagen, un momento, un recuerdo, sí, uno, solo un recuerdo que abriría en mí puertas para escapar al fin de las tragedias. Respiro. Demasiada presión. Mis latidos suben… o bajan, ¿quién sabe? Yo no, yo no sé nada. De repente me encojo ¿cómo es posible? Tengo 5 años, pero mi mente funciona como adulto, aunque cierto instinto me invita a sonreír infinitamente. Mis peluches, mi cama, mi ropa, todo está ahí, en frente de mis ojos; los mismos ojos que vieron a la vida irse aquella noche cuando todo dejó de ser igual: él ya no está, el primer hombre de mi vida se fue para siempre. Todo está ahí, en frente de mis ojos, esos ojitos café que inocentemente no pudieron evitar llenarse de lágrimas… y claro, después de la muerte de mi padre mi vida dio un giro inesperado, ya no tenía esa felicidad eterna todos los días, ni esa paz interior que él me solía compartir.

Dolor, otra vez. No lo soporto, no lo tolero, lo rechazo, no; otra vez no. Siempre lo mismo, ¿cuándo va a terminar esta tragedia? ¿o será que ya terminó? De todas formas duele, y no me gusta en absoluto.

Hace 1 noche que estoy acá y se siente como una eternidad, pero ¿quién me trajo? ¿Por qué a mí? Nunca me gustaron los laberintos, me aterran, me dan escalofríos. Siempre estuve bajo la protección de mi madre y me costó salir a la vida con independencia y seguridad. Seguro es un sueño, sí, eso es. Me pellizco… no, nada.

No comprendo, las pulsaciones se irregularizan de nuevo. Me mareo, mis ojos buscan un lugar donde quedarse, y de repente mis huesos, esos huesos débiles pero enérgicos comienzan a doler; mi musculatura se estira y también duele; mi tamaño cambia. Tengo 10 años, la muerte de mi padre no parece preocuparme tanto ahora. Mi mente adulta sigue funcionando, pero otro instinto: tengo ambiciones de todo; quiero crecer, casarme, tener hijos y trabajar de lo que más me gusta. En parte se siente bien, pero mi otra mitad sigue aterrada. Otra vez mareos, el lugar se transforma: mi patio de juegos. Es mi escuela, pero nadie me ve, no me reconocen, les hablo y… no contestan. Los quiero tocar… y los atravieso, como la luz del sol atraviesa las nubes. Ni si quiera mis amigos más cercanos me perciben; y quién iba a saber que ser invisible tiene sus ventajas.

Comienzo a observar, veo cosas que nunca supe. Me mintieron, todos me mintieron todo este tiempo y yo nunca me di cuenta; qué estúpida. Pienso. Más mentiras, engaños, traiciones y tragedia; nunca nadie me aceptó, pero me demostraban lo contrario–y será por eso que veo el mundo como un lugar habitado por gente falsa, nunca noté que esa era la razón subconsciente, ni siquiera en terapia-. Ahora se responden muchas preguntas nunca formuladas, pero eso no soluciona nada, yo sigo encerrada en este sentimiento indescriptible y agotador.

Los latidos…ya me acostumbré, supongo que ahora me toca revivir mi adolescencia, y así pasa. Tengo 15 años, ya no pertenezco al idealizado mundo perfecto de una criatura inocente, ahora sé más y lo aprendí por mi cuenta. Respiro. Esto ya se convirtió en una aventura y mi meta es escapar. Ahora las paredes son de vidrio: mucha confusión, nadie me comprende, no sé en donde debo verme reflejada, ¿cuál de todas soy yo? Quiero descubrirme y no sé cómo. Necesito ayuda, alguien que esté conmigo y me acompañe.

Ahí está: mi primer amor. Justo frente a mis ojos, pero el vidrio nos separa. Cuántos recuerdos inolvidables, pero claro, él no tuvo la culpa, fui yo la que se dejó llevar por los prejuicios de la gente, como siempre. Si lo hubiese sabido antes, si me hubiese dado cuenta de que no lo merecía, hubiera actuado diferente, pero son cosas del pasado. Ya su imagen desaparece, se desvanece y es momento de la despedida –aparentemente no era un buen espejo para reflejarme-, lo bueno es recordarlo con una sonrisa.

Sigo caminando, y mientras ando con la vista baja siento un choque de hombros; realmente siento que no estoy sola. Giro la cabeza y miro: soy yo, me estoy viendo a mí misma, así, como soy en la actualidad. Abrazo, de esos que se sienten interminables. Contención, por fin alguien me comprende. Sonrisas, de esas que te hacen llorar. Lágrimas, de esas que te hacen sonreír. Pero mi encuentro conmigo duró poco. Ahora ya no estoy, me desvanecí, y volví a ser quien soy. El pasado ya no está, se fue y no puedo cambiarlo. Lo único que me queda es un eterno presente al alcance de mi mano.

Dolor de cabeza. Respiro. Todo cambia, se empieza a sentir diferente. Ya aclaré mis dudas y no me queda más que esperar y dejar que el tiempo y espacio fluyan. Un fuego en mí comienza a expandirse hasta habitar cada célula de mi cuerpo; ya no tengo la misma esencia. Abro los ojos, mi vista está nublada pero noto que todos me miran. No sé si definir las caras de esos seres tan queridos como preocupadas o esperanzadas, lo único que sé es que algo estaba bien. Era correcto. Era mi último momento y era correcto.

Mis ojos se volvían a cerrar, pero esta vez no iba a encerrarme en mi propio laberinto de tragedias, esta vez iba a permanecer segura y acompañada, esta vez iba a cambiar para bien y todo iba a sanar. Lo último que escucharon de mí fue una palabra de amor, sincera y de corazón. Lo último que escuché de ellos fue una respuesta incluso más bella que aminoraba cualquier llanto. Lo último que vi fueron sus rostros, lo último que sentí fue su amor. Y lo último que intercambiamos, fue una sonrisa.