había una que otra vez...
Los cuentos que nos contaron contados como se nos canta.
jueves, 10 de abril de 2014
Continuidades...
En el centenario de Cortázar se esperan muchos homenajes de diversa índole. Nosotros decidimos homenajearlo tomando su obra como punto de partida para seguir creando historias. Cuatro alumnos de 6to. año del Instituto Pedro Giachino escribieron el argumento de la famosa novela que lee el hombre sentado en el sillón de terciopelo verde en "Continuidad de los parques".
Todo comenzo ese frio dia de julio , ella volvia de su trabajo, cansada, Sin animos de llegar a su casa , de ver a su marido, esa hostil y violenta persona con la que se habia casado años atras.
Caminaba, lento, pensando en todos sus problemas y en los que se podria haber evitado si no se hubiera casado, en lo feliz que seria estando sola, o acompañada, pero no por el.
Justo en ese instante, como en una pelicula, se choco con un hombre que caminaba en sentido contrario al de ella.
Lo miro, le pidio disculpas, y supo que su vida cambiaria desde ese momento en adelante.
Lo observo durante un instante, alto , apuesto, fuerte, de tes oscura y ojos color miel, le parecio una persona muy apuesta pero aun asi supo disimularlo.
El acepto las disculpas y con tono ironico le dijo:- presta mas atencion la proxima , bonita-
Al escucharlo hablar , algo, una emocion, no sabia bien cual, recorrio su cuerpo, tenia una hermosa voz, sumada a su belleza natural.
Al no recibir respuesta, el hombre acotó:- si quieres podemos ir a tomar un cafe, para compensar la mala forma en la que nos conocimos-
Ella no sabia que decir, se olvido de todo lo malo, y, un poco nerviosa respondio un simple:- acepto-. Sin importarle que pensaria su marido por llegar mas tarde a su casa.
Ambos emprendieron el recorrido hacia la cafeteria del pueblo.
Una vez dentro comenzaron a charlar, y, entre otras tantas cosas, ella le conto que estaba casada, que vivia junto a su marido en una cabaña ubicada al rededor de un gran parque de robles, le comento que su esposo era un hombre de negocios , y que habia veces que no estaba en su casa por uno o dos dias, pero sin embargo, cuando volvia su presencia en la casa era un caos, el la maltrataba y la hacia sentir como si fuese su sirvienta , siendo que tenian un mayordomo, le conto que muchas veces le pegaba y dejaba hematomas de gran tamaño, y que lo unico que hacia era sentarse en su sillon a leer novelas mientras fumaba cigarrillos. Eso a ella la irritaba muchisimo pero no podia hacer nada por miedo a que este responda con violencia.
Estaba cansada, eso era seguro , pero solo podia aguantar, resistir , y condenarse a una vida junto a el.
A medida que ella iba desarrollando su historia el se sentia cada vez mas interesado, hasta el punto tal de sentir ira e impotencia.
Le pregunto que podia hacer por ella, ya que no podia vivir mas asi, y al no recibir mas que lagrimas como respuestas le dijo que él , con o sin su ayuda , iba a interferir, y que su marido no iba a molestarla nunca mas.
El sentimiento que esto le provoco a ella fue increible , quiso decirselo , pero no pudo, aun asi esta acepto y le pidio por favor verse nuevamente.
Le agradecio una y otra vez y antes de despedirse acordaron verse a escondidas de su esposo el dia siguiente. El la beso apasionadamente.
Ella no dijo nada, pero sintio demasiado. Hacia mucho tiempo nadie la besaba de esa forma, su marido ni siquiera la saludaba cuando entraba en la casa. Un beso, uno solo, con el que tuvo la certeza que de ahora en mas las cosas cambiarian , que el dolor desapareceria, y que podia ser feliz.
Finalmente, luego de despedirse cada uno volvio a su casa.
Como era de esperarse el marido no hizo ningun tipo de interrogatorio a la mujer ni le pidio explicaciones por la tardanza, solo le ordeno que le preparara la cena y que luego lo deje en paz ya que queria leer.
Eso mismo hizo ella, una vez que le sirvio la comida fue directo a la cama a dormir, ansiando la llegada del dia siguiente para ver a ese hombre que le habia robado el corazon esa noche.
Al otro dia, tal como habian acordado se encontraron los dos, en la misma cafeteria, ese lugar en el que se demostraban su amor a diario, en el que la pasion fue creciendo con cada cita, ese lugar, que usaban como "escondite"para su idilio extremo y en el que una noche y luego de varios meses , decididos a ser felices juntos, decidieron asesinar al marido.
La ocasion era perfecta.
El dia anterior la pareja habia tenido una fuerte discusion en el que el resultado fueron unos cuantos golpes de parte del marido hacia ella, hasta el punto de dejarla tirada en el suelo , rodeada de un charco de sangre .
Ella habia logrado escapar y ahora estaba junto a su amante , ese hombre al cual amaba con lucura, y juntos se iban a deshacer de aquel violento ser.
Todo lo sucesido la noche anterior le generaba un gran odio a la mujer, y, tal ves , guiada por este odio le dijo a su amante que ya no soportaba mas esa situacion y que habia que llevar a cabo lo planeado.
Esa noche cuando se sentara el marido a leer su novela lo harian.
Le pidio a su amante que tenga mucho cuidado y sea precavido porque no queria que nada malo le pase, el simplemente respondio:- no te preocupes, todo saldra bien... Te amo.
Ella le respondio:- lo se, y yo te amo a ti...
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
El amante se acerca, puñal en mano al marido, y sorpresivamente hunde el arma en el cuello de su victima.
Yaciendo el cuerpo ya sin vida, huye al encuentro de su amada, con la esperanza de que, de esta forma, ambos puedan ser felices juntos.
Yasmín Álvarez, Naara Bascetto, Marilyn Marashrian y Fabricio Palavecino
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